El miedo. El miedo a lo desconocido, a lo diferente. Eso nos
ha movido. Desde los albores hasta nuestra decadencia. Una emoción tan animal e
irracional como nuestra propia naturaleza. Siempre volcada en violencia, hacia
otras especies, hacia nosotros mismos, contra nuestros propios hijos.
Pobre de aquel que sea diferente. Ahora empezamos a
comprender que nunca habrá suficiente, que nunca nada ni nadie estará a salvo.
Nunca mientras nosotros persistamos.
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